“El 100% de empresas gallegas de textil toma sus decisiones en Galicia, eso no se deslocaliza”


Alberto Rocha Guisande (Nigrán, 1963) hace balance del año para los lectores de Atlántico sobre el textil gallego, un sector al que representa desde el Clúster Gallego Textil-Moda (Cointega) donde ejerce como secretario general desde 2007. 

¿Cómo fue 2021 para el sector textil?

No ha sido un desastre absoluto, la recuperación se ha iniciado pero el sector está en plena reconversión, cambia todo y los deberes más importantes están sin hacer. Y con nuevas problemáticas que se ponen de manifiesto porque hasta ahora estaba más o menos bien engrasado todo el tema de logística y producción en distintos lugares del mundo y eso se ha complicado por el encarecimiento notable de los costes. Por otra parte está el debate recurrente sobre dónde producir. En España por mucho que nos empeñásemos no tenemos capacidad industrial para poder producir más de lo que ya se hace actualmente, entre otras cosas porque si alguien pensase en instalar una planta productiva aquí se encontraría con un problema y es que no tendría personas para trabajar.

Llegados a este punto habría que hacer una reflexión sobre qué queremos ser de aquí en adelante teniendo en cuenta los cambios porque la gente ya no va tanto a la tienda física ni se prueba la ropa, se usa más internet y será necesario combinar la digitalización y el 5G que va a permitir que permitirá que puedas ver cómo te queda la ropa. Eso va a llegar más pronto que tarde y van a ser necesarias inversiones importantes y habrá que combinarlo con presencia en la calle con puntos de venta.

¿Cómo está situado el sector en Galicia para afrontar estos cambios?

Ha pasado muchos años de cribas y dificultades y no está en un momento de fortaleza, pero hay elementos que nos permiten ser optimistas. Se está produciendo un proceso de relevo generacional de manera masiva en buena parte de las empresas representativas del sector y está culminando con éxito. Es algo muy visible que se ha hecho con tiempo y no de una manera improvisada sino que los sucesores han estado acompañando a los fundadores de la empresa durante bastante tiempo.

Inevitable pensar en Marta Ortega al frente de Inditex.

Es el caso más llamativo sí, pero hay muchos más como el de Adolfo Domínguez con Adriana que está siendo una sucesora fantástica o los relevos en Roberto Verino, Florentino o Alba Conde entre otras firmas. Son empresas que nacieron de manera simultánea en el tiempo, sus promotores se están jubilando y la nueva generación toma las riendas, estando más preparada, conoce bien el negocio y los retos a los que se enfrentan y hay ganas. No hay una regla ni recetas y en Galicia hay que buscar un cambio distinto a los demás.

¿Por qué?

Porque será muy difícil competir. Hay que encontrar un mensaje que nos haga ser diferentes y tenemos mimbres que hay que aprovechar como el contar con una gran empresa en Galicia, como Inditex, que ha permitido poner en el mapa internacional al sector gallego. Además, se creó una infraestructura alrededor del sector, que no hubiera sido posible sin el arrastre de una gran compañía, con escuelas de formación, empresas tecnológicas y directivos con mucho conocimiento. La tradición también es una baza porque en Galicia sabemos que lo hacemos bien y no nos acomplejamos con respecto a nadie en cualquier parte del mundo. La proximidad y complementariedad con Portugal es otro activo estratégico que tenemos.

 ¿Qué porcentaje de empresas gallegas son fabricación ‘made in’ Galicia?

Sólo las microempresas y porque no les queda más remedio. Lo importante más bien no es que se fabrique aquí sino qué porcentaje de empresas toman las decisiones aquí y en ese caso hablamos del cien por cien, algo muy relevante porque eso no se deslocaliza. Aquí es donde está el conocimiento y la toma de decisión. El textil está muy enraizado en Galicia con muchas generaciones familiares y una gran tradición y los que vienen detrás tienen claro que quieren continuar con el negocio, así que está garantizado el futuro.

Pero faltan trabajadores.

Sí, hay escasez en aquellas fases de la cadena de valor que son menos diferenciales. Así por ejemplo es díficil encontrar a alguien que trabaje con una máquina de coser, una plancha o en una cadena varias horas al día porque no tiene una percepción de que sea un trabajo atractivo. Pero es cierto que empieza a haber personas con conocimiento en marketing digital y sobre cómo desarrollar los trabajos de ingeniería. En esas profesiones sí que tenemos gente y materia prima que es necesario para afrontar el futuro.

Y están empezando a fallar los proveedores portugueses.

Sí, también se están reconvirtiendo muy rápidamente porque se han dado cuenta que no pueden competir en los productos de bajo coste y se han especializado, con mucho acierto, en prendas más sofisticadas y de calidad.

¿Se están creando empresas nuevas?

Menos de las que debiera. Hace unos años era bastante optimista porque pensé que alrededor de algunas grandes compañías que tenemos en Galicia iban a salir directivos que iban a crear sus empresas. Pasó hace unos años con gente de Inditex pero se quedaron en pequeñas iniciativas o se fueron a otros sectores.

¿Se atreve a hacer previsiones de cara a 2022?

Espero que no nos depare tantas sorpresas como éste, que nos deje tomar aliento e impulso.


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